Dinos dónde estás y vamos a buscarte

Nosotros solo somos una familia corriente a la que la Historia tocó con sus dedos funestos. Nunca quisimos salir de la discreción de una vida sencilla, hasta que el terrorismo yihadista nos alcanzó. Tras el asesinato de nuestro hijo, enfrentamos nuestra vida privada, la existencia de gente común que sufre una muerte, con toda la entereza y esperanza que podemos. Pero en lo público, en lo que no nos quedó más remedio que arrostrar, exigiremos hasta el fin de nuestros días la justicia de la reparación y la memoria digna de lo sucedido.
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¿Cómo se gestó esta obra?
Se me ocurrió hace dos años, cuando tuve que revisar las bitácoras en las que llevo escribiendo desde 2005. Quería cambiar de hosting y al hacer limpieza de textos me di cuenta de la cantidad de material, de sentimientos y de datos que tenía juntos. En principio eran escritos de recuerdo y denuncia que escribía como desahogo y para compartir con mi familia y amigos. De pronto comprendí que toda aquella información y tantísimas emociones podían reunirse en un libro.
Ésta es la intrahistoria del atentado del 11M…
Sí. La historia con minúsculas, la de la gente corriente, como nosotros. Es un término que acuñó Unamuno para referirse a lo que vivimos las personas de a pie y no sale en las noticias, y que se enfrenta al concepto de Historia (con mayúscula), que es la que narra los sucesos que el poder considera significativos.
¿En qué medida te ha ayudado poner sobre papel el proceso de duelo y de denuncia a lo largo de estos 15 años?
A mí misma me sorprende la cualidad terapéutica de la escritura. Desde que terminé el texto siento una especial liberación. He luchado y llorado mucho durante estos largos quince años. Contar lo que ha supuesto el asesinato de nuestro hijo ha sido catártico. Confieso que me emocioné muchas veces mientras lo hacía, pero también que su afán reivindicativo sublimaba el sufrimiento. No me resulta fácil hacer esta demostración pública de intimidad emocional, siempre he sido de carácter discreto; pero merece la pena si sirve para preservar la memoria digna de lo ocurrido. Lo hago por Rodrigo (es lo único que puedo hacer ya por él) y por los otros 192 asesinados. Y los más de 2000 heridos.
Al profundo dolor por la muerte de tu hijo, se sumó la infame manipulación de un gobierno y de unos medios de comunicación para ocultar sus responsabilidades…
Han sido muchos años de infundios crueles e innecesarios que solo pretendían disimular su mal hacer. Imágenes sangrientas, vídeos horrendos, detalles removidos una y otra vez, portadas sensacionalistas, ruido mediático. Con todo sembraron de desconcierto y de duda a las gentes sencillas y de desconsuelo a los que lloramos ausencias o cargamos secuelas de por vida. Nadie se ha hecho responsable. Nadie ha pedido perdón. Ni de las manipulaciones en las horas posteriores a los atentados, ni de la campaña conspirativa subsiguiente, que se prolongó demasiado tiempo y se ha reavivado en excesivas ocasiones.
15 años después del 11M, ¿en qué situación se encuentran las familias de las víctimas?
Las familias somos una dramática mezcla de sillas vacías y corazones rotos, de heridos y de supervivientes, pero contamos con el apoyo y la solidaridad de muchas gentes de bien. En ocasiones parece que nos vence el desánimo y el cansancio, pero termina ganando el afán de seguir avanzando. El paso del tiempo nos ha serenado, aunque no es sencillo volver a enamorarse de la vida. Y menos aun cuando golpea una y otra vez, con maledicencia, con infundios, con desempleo, con enfermedades sobrevenidas y nuevas, con desahucios, con secuelas físicas y psíquicas. Pero juntos tenemos la fuerza suficiente y seguimos luchando. Siempre luchando.
¿Te gustaría añadir algo más?
Agradezco mucho la oportunidad de contar nuestra historia personal, que no es más que una muestra entre las de otros muchos. Porque los heridos y familiares seguimos necesitando ayuda todavía. Y para nuestra recuperación es fundamental que el recuerdo de nuestra tragedia no esté manchado de mentiras.
Hago un llamamiento a las instituciones y a nuestros conciudadanos para que no dejen de apoyar a nuestra Asociación 11-M Afectados del Terrorismo y les ruego que no olviden aquella frase solidaria de los primeros días: todos íbamos en esos trenes.