Mucho calor

Son las seis y media, no puedo dormir, sufrimos una ola de calor sofocante y no bajan las temperaturas ni por la noche. Pienso en ti.

Veo a tu hermano, a tus amigos, y vuelvo a sentir el vacío que ha dejado tu muerte injusta y malvada. Rodrigo, hijo querido, qué difícil es seguir viviendo tras aquel momento horroroso. Parece que nos hemos hecho a esta nueva vida sin ti y regresa el dolor, por oleadas, y la pena negra de tu marcha. Y la rabia de lo injusto se remueve con otras acciones terroristas, con otros sucesos que implican muchas víctimas.

Por más que los intentamos evitar, nos afectan. Aunque la gente que no ha sufrido pérdidas traumáticas no lo llega a entender y volvemos a ser unos bichos raros. Casi parece que nos acusan de recrearnos en nuestro sufrimiento. Ojalá pudiérmos salir de esta rueda infernal.

Como el calor que nos sofoca es la angustia que nos acompaña, me temo que ya de por vida.

Pienso en ti, Rodrigo. Y te quiero, te llamo, te ruego que no nos olvides, por favor, porque vamos siguiendo tus pasos.

No tenías que haberte ido tan pronto, antes de tiempo.

Te queremos.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.