Buenos días, hijo. Te escribo desde el salón, tecleando en la tableta. El otoño se nota: las noches se van haciendo más largas y han mejorado las temperaturas. Además parece que la vida cotidiana vuelve a fluir por sus cauces. Ojalá. Todavía flotan en el aire sensaciones de desconcierto. Si nos pudieses ayudar, Rodrigo, ay, si pudieras…
Seguimos como buenamente se nos ocurre. Ojalá venga pronto la rutina que calma. Pero nunca dejamos de pensarte. Ni de echarte de menos.
Nuevo mes y nuevo curso empiezan ya. Seguimos esperándote, Rodrigo. Aunque casi, solo casi, hemos llegado a comprender que no es posible tu vuelta, te esperaremos siempre.
Al parecer todos entramos en una etapa de optimismo y nuevas oportunidades. Gracias por tu ayuda. No dejes de velar nuestros pobres caminos.
Hola, cariño. G cumplió años el miércoles y comeremos juntos mañana para celebrarlo. Ojalá estuvieses en nuestras sencillas celebraciones.
Camino de los veinte años sin ti, te seguimos echando de menos. En las fechas señaladas y en lo cotidiano.
Porfa, Rodrigo, no dejes de ayudar a estos pobres padres y hermano tuyos.
Te envío millones de abrazos y de canciones, de libros y series, de risas y juegos. Todo eso que nos robaron y que no quiero dejar de compartir contigo.
Vuela alto y sé feliz. Visítanos en sueños. Xxxxxx
Hola, Rodrigo, buenos días calurosos y solitarios. Estamos en las semanas más tipicas del llamado ferragosto, esos pocos días en que todo está cerrado y las gentes huyen de la ciudad. Papá trabaja y yo entretengo las horas tórridas como buenamente puedo.
Hoy me ha saludado un vídeo de los Pink Floyd y su Welcome to the machine. Quisera saberte cerca en las dulces y pequeñas casualidades que todavía me hablan de ti, aunque ya no me hacen falta. Te recuerdo y te quiero siempre, coincidan o no conmigo las señales de tu existencia. No obstante, te las agradezco con emoción. Gracias, cariño.
Y poco más puedo escribirte. Que se nos va toda la energía en sobrevivir a este calor inhumano. Que no te olvidamos nunca.Y que te envía millones de besos y de abrazos de oso la pesada de Mamá.
Besos y abrazos de calor desde casa, hijo querido. No te olvidamos. Ayúdanos por favor.
Te queremos.
Nuestro hijo fue una de las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004. Estaba en el andén 2 de la Estación de Atocha, esperando el primer tren que le llevara a la Universidad, pero la maldad y la locura se cruzaron en su camino y nunca llegó. En esta bitácora le cuento las cosas que vivimos sin él, sabiendo que a su modo las escucha y las contesta.
Nos dejaste esta frase: "La dicha de vivir consiste en tener siempre alguien a quien amar, algo que hacer y algo que esperar".
Papá, tu hermano y yo te queremos, Rodrigo. No vamos nunca a renunciar a tu amor, a tu recuerdo ni a seguir siendo cuatro.
No es un adiós para siempre. Vela nuestros pasos y espéranos en ese mundo desconocido que ahora te acoge, porque volveremos a estar juntos.
Atenea pensativa, tu estela
Aquel que roba nuestros hijos, roba también el sabor de los frutos del jardín de la tierra, roba la esperanza de las estrellas y la calma de las horas. Y hace del cielo un mármol frío donde yacen nuestras súplicas…
Los que se van
Los que se van demasiado pronto dejan en los que los conocieron una pizquita de desasosiego. Es una semilla de amor y de bondad, por todas las cosas buenas que no les dio tiempo a hacer en este mundo. Las hacen germinar en los seres queridos, en los amigos, a menudo incluso en simples conocidos, para que la tierra no se pierda esa bondad suya.
Nos hacen a todos más responsables de la vida, de lo que realmente es importante, de lo que querríamos dejar tras nosotros cuando nos vayamos. Nos llenan de luz, cariño, compasión, nos cambian nuestro sistema de valores; nos hacen más conscientes de que nada permanece.
Este es el regalo de Rodrigo y de los que se fueron en los horribles atentados del 11 de marzo, a pesar del mal que se hizo a su alrededor; el regalo de los que se van a los que nos quedamos, para que sigamos esperando el reencuentro.
Enciende una vela
En diferentes tradiciones la acción de encender una vela es sagrada. Expresa más de lo que se puede con palabras. Tiene que ver con el agradecimiento. Desde tiempo inmemorial, los seres humanos han encendido velas en lugares sagrados. ¿Por qué no considerar el ciberespacio como un lugar sagrado? Clicando sobre la foto, podrás encender una vela virtual.
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