Último finde de julio 


Qué rápido se pasan los días de verano, y cuántos meses de ausencia, Rodrigo.
Cuando te pienso apenas consigo capturar fragmentos de lo que fuimos. Ay, hijo, cada día, cada semana, cada mes me muestra nuevos matices del vacío que has dejado en nuestras vidas. Me sorprendo a mí misma aprendiendo todavía a bregar con ese hueco injusto e inevitable.

Solo me queda el amor que te tengo, que salta la barrera que separa nuestros mundos y nos une. No te olvidamos, cariño. Con serena esperanza vamos a buscarte.

Guíanos.

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