Trece años y cinco meses. Ese es el cómputo de tu ausencia. Y el de todas las cosas que pudiste hacer acá y nos hemos perdido. Espero que las hayas realizado, y mucho más, en ese Otro Lado que te guarda.
Me he despertado en medio de un sueño y me emociona comprobar que estabas tú, que mi subconsciente no te ha borrado de nuestras vidas como hicieron aquellos fanáticos descerebrados. Esperábamos a papá en una fiesta del trabajo con familias. Tu hermano y tú érais niños y adultos a la vez, las cosas oníricas, ya sabes.
Al menos te he abrazado en ese mundo intermedio.
Te quiero.