
Antonio Pampliega
Supe de los tres jóvenes periodistas españoles secuestrados en Siria en su momento. Pero no conocí los detalles concretos. Me alegré de su vuelta y ni siquiera sabía que uno de ellos había sufrido la tortura especial del aislamiento. No le ponía nombre, ni cara.
Pero ayer, de pura casualidad, mientras zapeaba una fase de anuncios de nuestro programa favorito de sobremesa, me topé con una entrevista a Antonio Pampliega.
Un joven que hablaba de su secuestro y de su familia con gestos y palabras tan parecidos a los tuyos, que por un momento te tuve cerca. Y supe que tú habrías dicho algo parecido si hubieras podido regresar, como él, a nuestros brazos amorosos.
Llevo dos días llorando de nuevo por tu ausencia injusta.