Te echo de menos 

Da igual el tiempo que haya pasado, de pronto regresa la consciencia de tu marcha repentina. Y duele. Suena tu nana en el televisor, ni idea de por qué, y te recuerdo apenas un bebé al que abrazaba cantando esas notas. Y la emoción me embarga hasta las lágrimas. Comprendo con una nueva y prístina claridad que ni tu hermano, ni tú vivís ya con nosotros. Y siento que cae sobre mí hasta casi aplastarme una losa emocional de ausencias y desconciertos.

Así sigue esta segunda vida que emprendimos la misma maldita mañana de tu marcha. Contigo en el corazón. Con toda la dignidad y fuerza que podemos, pero por siempre doloridos.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.