Esta imagen de un chavalín jugando a hacer pompas de jabón me ha inspirado hace un momento, Rodrigo. Me hizo recordarte niño. Como un par de días atrás, cuando casi te sentía por la casa, especialmente en tu cuarto. Y te entreveía escondido entre el armario y la cama, para darme un susto.
Luego vino tu hermano a pasar la tarde con nosotros y me pareció que tú también estabas. Que hay parte de ti en nosotros, que sobrevivirá en la nueva generación que Gonzalo ya sueña, que nunca te irás del todo aunque sea tan duro no tenerte aquí.
Sabes que te queremos, pero te lo digo de nuevo. Sigue volando alto, hijo. Espéranos.