Estas vacaciones tienen un filo melancólico insospechado y diferente. Cada tiempo es especial, por lo que veo. Y tecleo en el móvil, desde el insomnio de los despertares tempranos, unas frases que pretenden conjurar la pena de tu ausencia.
Hoy volvemos a disfrutar de una reunión familiar y aun con eso no puedo desprenderme de una sensación de solitario desasosiego.
Mañana despediremos el 2017 con tu hermano, y eso porque B tiene guardia. Puede que más adelante, otros años venideros, simplemente cenemos solos papá y yo. Ya sabes que no es una festividad que hayamos celebrado nunca mucho.
Vamos juntos en tu busca. Ojalá no tengamos que caminar separados, hijo. No dejes de echarnos una mano, una ayudita, un vistazo y una sonrisa, por favor.