Exámenes, clases y reuniones de la mañana a la noche merman mi sentido de la realidad. Parece que solo vivo para el trabajo, estoy cansada y le pierdo el ritmo a la esperanza. Porque en todo ese batiburrillo te pierdo la pista. Y te echo en falta más que nunca.
Mañana será viernes y podré dormir lo necesario. Y la próxima semana, de tres días, me propongo una terapia de descanso y relajación. A ver si te encuentro haciendo el silencio. Como antes.
Porfa, no dejes de venir.