Exámenes, evaluaciones, notas, trámites… Al final llega el momento del descanso y me recluiré en casa, rodeada de las cosas que me arropan, con Papá y tu hermano cerca.
Serán unas vacaciones activas de mil recados y ocupaciones pendientes, de callejear Madrid, de entretenimientos varios.
Querido hijo, he sentido tus guiños sutiles e intransferibles, estos días, que me animan a proseguir. Y continúo. Como tú querrías. Como tú quieres.
Pero te echo muchísimo en falta. Y te quiero. Siempre.