Preparativos

Fuimos juntos los tres a la sastrería, a la última prueba, y ya tenemos en el armario los trajes de la boda. Ay, Rodrigo, este es el último finde de soltero de tu hermano. El siguiente será un señor casado. Y no es que haya mucha diferencia aparente, seguirán viviendo juntos en la misma casa, pero sí de concepto.

Hoy faltabas tú en la ecuación. Parece que nos hemos acostumbrado a ser tres, sin embargo siempre nos faltas. Qué harías, qué dirías, cómo acompañarías a tu hermano, quién habría sido tu pareja, tus hijos, cuál el estilo de tu vida…

Nada me hizo señas demasiado claras, hijo. Salimos a la calle charlando animados y me encontré de pronto con un cielo de nubes hermosas y un avión navegando entre ellas. Contemplé por un instante sus magníficos matices de grises y blancos, pero no me pareció suficiente señal para tenerla en cuenta. Ay, Rodrigo, y yo quería sentir que nos acompañabas de forma más concreta.

Todo cambia a mi alrededor y ando desconcertada, apenas controlando el día a día. Pero te quiero también desde este caos emocional. Mucho. Para siempre. Espérame.

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