Desconcierto vital

Estos días de ajetreo me tienen entretenida, y podría parecer que ajena a la fecha que se va acercando. Pero no. Ay, hijo querido, qué vacío has dejado tras tu marcha repentina e injusta.

En el subconsciente persiste un rumor doloroso que amenaza con hervores y que estallará en algún momento. Como un geiser. Aunque ahora se muestre apenas como una cierta incomodidad emocional y el deseo de que estos días pasen cuanto antes.

Te llamo, Rodrigo, pero no te siento. Te me has ido tan, tan, tan lejos…

Nada me curará de este naufragio si no es tu abrazo, la tabla que procuro. Por favor, no dejes de venir a dármelo.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.