Llevo unos días difíciles, con los alumnos pequeños muy alterados y bruscos cambios de temperatura que los desconciertan más aún. No dejo de pensar en que es mi último curso. No deja de extrañarme que tú no estés.
Veo la alegría de tu hermano por mi próximo retiro y creo adivinar cómo sería la tuya. Pero no estás. Te echo en falta, hijo. Ojalá estuvieras aquí.