
Hola, Rodrigo. Ando despistada. Tenía una cita médica a primera hora y no te escribí antes de irme, como hago normalmente. Solo después de comer he caído en la cuenta del día que es hoy, que toca charlar contigo. Perdóname el retraso.
Resulta que desde que volvimos de Alicante se me desconfigura el sentido del tiempo. A cambio, no todo iba a ser malo, me siento mucho más serena. Espero recuperar pronto la normalidad, ojalá que con una rutina dulce, de las que arropan el alma. Ya te contaré.
En fin, hijo, que estamos bien, tu hermano, B, papá y yo. Aquí tu árbol favorito presume de tres colores otoñales bajo tu ventana, y yo te mando millones de abrazos con él.
Vuela alto, por favor. Sé feliz. Mándanos mapas para que podamos encontrarte. No te olvidamos. Cariños gigantes de: Mamá.