
Buenos días, cariño. Son las ocho y llueve. El viento y el agua desnudan los árboles de nuestro jardín. Te subo una foto antes de que pierdan todas las hojas. ¿A que están muy bonitos?
Siento que puedo hallarte en la hermosura de la naturaleza. Incluso en esta pequeñita de nuestro humilde jardín.
También que somos muy pocos desde que tú no estás. Y que demasiados miedos nos envuelven, Rodrigo. Caminamos en tu busca. Lloramos tu ausencia. Te echamos en falta.
Me distraigo cuanto puedo de la pena de vivir sin tu compañía. No siempre me sale bien. Te pienso, te llamo, te pido ayuda. Gracias por los guiños. No dejes de mandarlos, que me abruma la desesperanza.
Hasta prontito, hijo. Vuela alto. Te quiere con todas sus fuerzas: Mamá.