
Ayer hizo un año de la muerte de JCC. Papá, G y yo hemos recordado la fecha con agridulce desazón. Ojalá sigáis juntos, hijo, como en la adolescencia. Ojalá andeis cuidándonos a todos los de este lado, también juntos. Os echamos en falta por aquí.
Tu hermano es ahora el de una escapadita a Alicante. Con la pandemia, lo preferimos como lugar seguro donde podemos mantener todas las precauciones.
Lo cierto es que esa casa y esa ciudad nos ayudan a los cuatro en muchos sentidos. Especialmente a cambiar de aires y romper la monotonía. Su clima es maravilloso en invierno. Además, la casita de los Lalos parece tener todavía un poco de ellos, de esencia familiar y curativa.
En fin, cariño , no sé me ocurre ninguna otra novedad que contarte, pero te escribo, como todos los sábados. Para que sepas que no te olvidamos, Rodrigo. Para que no dejes de velar por nosotros.
A diecisiete años y diez meses de tu marcha, cómo duele tanto tiempo sin ti, te pienso, hijo querido. Te quiero. Y te mando millones de abrazos de oso.