Aislada sin pretenderlo

Hola, cariño. Hoy me he despertado a las tres. Tengo la vista y la mente muy cansados, así que te escribo desde la buhardilla, mientras Papi está en una reunión de esas pesadas y horribles, y a mí se me cierran los ojos.

Seguimos en pandemia y en la sexta ola. Excepto el día de la presentación, apenas veo a nadie. Mis actividades presenciales han vuelto a Zoom y de pronto, ahora que me pongo a reflexionar, me doy cuenta de que esta semana apenas he salido de casa un par de veces. Tampoco vemos a tu hermano, solo nos leemos o hablamos por teléfono.

Jo, lo siento, me he enfangado con mi novela, venga a escribir y escribir, y he perdido el sentido de la realidad. Hasta que hace un momento, el WordPress del móvil me ha recordado que hoy es sábado y toca hablar contigo. Madre mía, qué despiste 🙂

Será que me hago vieja. O que la dichosa COVID-19 está acabando con mi cordura. Pero como nunca es tarde si la dicha es buena, te pongo estos párrafos y te digo que te quiero. Con todo mi corazón, Rodrigo. Mándame pistas y ayudas, que las necesito, porfa. Ya te lo agradezco de antemano. Y vuela alto.

Volveremos a vernos.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.