
Hola, cariño, buenos días. Como todos los sábados, te escribo unas líneas con las novedades.
Hace calor, llegó un bochorno repentino que sabe a verano. El sol aprieta cuando se anda por la calle, y se vuelve insufrible en el coche. Menos mal que en casa no agobia todavía, aunque no creo que tarde mucho ya. En la buhardilla, desde luego que se necesita el aire acondicionado. Guiño, guiño, qué te voy a decir a ti del asunto, si te recuerdo estudiando en ella para aprovechar ese fresquito de la máquina.
Te cuento también que la rodilla operada de tu hermano progresa adecuadamente, que la rehabilitación es dolorosa pero ayuda en la mejoría, y que muchas veces le llevo yo al fisioterapeuta porque él, obviamente, todavía no puede conducir.
Y ahi viene la otra novedad: tengo coche nuevo. Me dio pena deshacerme de Gordito, soy una sentimental irredimible, pero mira qué bien, estoy muy contenta con el cambio. Ahora conduzco un híbrido silencioso y ágil como un gato, al que llamamos Felino, y con el que me estrené el jueves por partida doble. Primero, porque fui sola y lejos a dar una charla; segundo, porque tuve que gestionar un pinchazo y estos coches de ahora ya no usan rueda de repuesto. Vivir para ver. Una anécdota más, no te preocupes, pues no fue ni desastroso ni traumático.
Pienso en ti, Rodrigo. No te olvidamos. Espéranos, por favor, hijo. Miles de abrazos de oso 🐻: Mamá.