
No me gusta el día de los difuntos, bien lo sabes. No necesito una fecha para pensaros, pensarte, pues os tengo siempre cerca. A ti en especial, Rodrigo.
Por esa razón te escribo ahora, en nuestra charla de los sábados, y no lo haré el martes próximo.
Aquí estamos razonablemente bien. Hasta que llegue el susto siguiente, que esperamos sea leve y dentro de mucho tiempo.
Ojalá pudiera saber cómo sigues tú. A veces nos envías cascadas de acontecimientos que queremos creer señales tuyas y que nos devuelven un poco de esperanza. Otras, nos asolan la duda y la melancolía.
Tú vuela alto, cariño. Y haznos oír los cascabeles de tu risa cuando puedas.
Te queremos. Miles de abrazos de oso: Mamá.