
De nuevo es once y te escribo, cariño. Estamos lejos de casa, pero no te olvidamos.
Se oye a lo lejos la llamada del mohecín. Son las cinco y media, dos más de nuestra hora habitual. Tecleo en el móvil. Luego intentaré dormir un poco más.
Ojalá estuvieras aquí con nosotros, disfrutando de la magia de Petra. Cuánto te habría gustado Jerash…
Siento que a tu modo nos acompañas y te lo agradezco. Tenemos la habitación 311. Tus números, en un 11-11, los de la caseta de la Feria del Libro de Madrid cuando presentamos Dinos dónde. Te lo agradezco, Rodrigo.
Abrazos de oso, hijo querido. Abrazos, abrazos, abrazos…