11 de enero

Hoy es once, Rodrigo. No te olvido. Y desde la casita de los Lalos te mando miles de abrazos de oso, de risas y de canciones.

Dieciocho años y diez meses sin ti son demasiado tiempo de ausencia. Y la cuenta, diecisiete, sin los abuelos, no le anda lejos. Vivo el presente, el dolor no es tan duro, pero ojalá estuviérais aquí los tres.

Ojalá pudiéramos seguir recorriendo juntos las calles de la ciudad, y la playa, los viejos comercios del barrio de siempre y el nuevo centro comercial que han construido cerca. Ojalá estuviéramos juntos todos aún, ocupando las habitaciones de esta casa, compartiendo la sencilla vida cotidiana.

Desde que tú te fuiste, se te llevaron, nada ha vuelto a ser igual. Y se marcharon contigo, enseguida, demasiado pronto, como tu muerte, los abuelos.

Papá y yo, juntos, solitos los dos, en esta casa que nunca llegamos a compartir, te echamos muchísimo en falta. Vuela, alto, cariño.

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