Una semana antes

No importa cuánto tiempo pase, el aniversario sigue teniendo los mismos malditos bordes afilados. Y cortan igual de profundo que antes, que siempre, que otras veces.

Me cuesta escribirte, Rodrigo. Odio tener que comunicarme así contigo, de esta manera rudimentaria y triste. No hay enlace directo con ese mundo en el que quiero pensarte feliz y esperándonos.

Lloro de pena y de rabia mientras anoto estas pobres líneas. Te echo de menos, me duelen los abrazos que se nos quedaron pendientes. Y la vida que no llegaste a vivir, quizá sencilla y a menudo difícil, pero tuya, nuestra.

Enviame fuerzas para soportar otro once de marzo.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.