
Ya estamos en noviembre. Me he saltado a propósito el 1, que me agobia tanto, ya sabes. Aunque te pensé mucho. Y hasta te lloré, parecerá raro, pero es que no importa cuánto tiempo pase, te echamos enormemente en falta, hijo.
Pronto volvemos a salir de viaje. Papá y yo aprovechamos el tiempo que vivimos, porque sabemos que todo puede cambiar en un instante. Como te pasó a ti, cariño. Maldita lección de vida fue la de perderte.
Tu hermano se esfuerza en arroparnos, pero tu ausencia duele, duele todo el tiempo; aunque vaya cambiando, duele siempre.
Y seguimos, con toda la consciencia de que somos capaces. Quizá la felicidad sea vivir en la ignorancia, quién podría asegurarlo.
Algún día te volveremos a ver. Y nos darás los abrazos que se nos quedaron pendientes. No nos olvides, Rodrigo. Por favor.
Millones de abrazos de oso, muecas, series, libros y canciones. Te quiere infinito: Mamá.