
Hola, Rodrigo, buenas noches. Te escribo unos días más tarde, ya desde casa. Papá y yo hemos estado en Egipto. Sin ti.
Siempre decías que deberíamos ir los cuatro. O los cinco, porque también era la ilusión de tu abuelo Juanjo, pero no pudo ser.
Os hemos echado en falta a los dos allí, hijo.