Nuevo once de marzo, trece años sin ti

Rodrigo, cariño,
no quiero pensar en ti en este nuevo once de marzo.
Yo prefiero recordarte riendo,
leyendo,
jugando,
contándome mil cosas,
pero no así.

Los prunos te hacen señas
con esas flores rosas que tanto te gustaban.
Han pasado millones de horas,
de días, de sueños,
y tú sigues sin volver.

Retengo las lágrimas y te cuento
que te quiero tanto como antes,
como luego, como siempre. Y que nunca
voy a dejar de esperarte.
Aquí estoy, no me olvides.

La casa
se ha vuelto silenciosa
pues ni tú ni tu hermano estáis ya aquí.
Pero te juro mil veces, hijo,
que estamos bien,
y que hasta a veces
surgen ratos de felicidad.

Vamos en tu busca, cielo,
y nos acompañamos en este camino
que tú nos vas marcando.
No dejes de enviarnos
brújulas y mapas.

Volveremos a abrazarnos.

Marcar el enlace permanente.

2 comentarios

  1. ¡Qué decirte!. Siempre he oído que la pérdida de un hijo es insuperable para sus padres. Si la pérdida es como la de Rodri, como le llama Emilio, es aún más dolorosa. Sólo quiero enviarte un fuerte abrazo por si con el, te sientes más arropada.

No se admiten más comentarios