La última escapada estival nos ha venido de perlas para huir del estrés postraumático. Hemos estado cuatro días fuera visitando esos castillos que tanto te gustaban. Vamos aprendiendo a vivir sin ti, sin vosotros. Aunque la compañía de tu hermano es maravillosa, aun en la distancia de su independencia, la tuya duele; te seguimos echando en falta.
Ojalá puedas vernos y reír con nuestras carcajadas, y sabernos bien. Necesitamos saber que tú también lo estás y que volveremos a encontrarnos, y la duda a veces nos angustia. Pero seguimos queriéndote. Eso no nos lo pueden robar.
Muchos abrazos, Rodrigo. Espéranos.