Lunes de una semana corta 

Me despierto temprano, como siempre, con el hormigueo de tu ausencia y del efecto aniversario. Papá me dice que luche contra esas sensaciones, que las fechas no son más que maneras de contar el tiempo. Y tiene razón. Pero mi subconsciente sigue por su cuenta y no consigo parar el runrún.

Te pensé y te cité  en Atenea Nike, nuestro lugar de encuentro pactado, y tú acudiste,  aunque yo apenas podía  mantener la atención en ese estado intermedio entre el sueño y la vigilia.

Al final desperté  sintiéndome muy simple por no ser capaz de soñarte y retenerte a mi lado, por distraerme  como una niña pequeña.

Ese desastre  soy yo. Pero te quiero. Aunque no sepa, conseguiré hacerlo mejor, hijo. Voy a buscarte y te encontraré. Tú, mientras tanto, por favor, déjame pistas.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.