Otros años las flores del pruno de la entrada acompañaban estos días: llevé una rama a tu tumba la terrible mañana de tu entierro; te hicicimos señas con ellas muchas primaveras para señalarte el camino a nuestra casa, tu tierra y tu familia; te pedimos con su floración maravillosa tantas veces que nos hicieras guiños…
Pero este invierno está siendo más duro.
Mucho más duro. Apenas se notan los nuevos brotes y parece el lyquidambar (tu otro árbol, siempre el segundón), el más adelantado. Hoy se perciben en él, abultadas, las bolitas verdes que pronto serán hojas. Es el único guerrero del jardín que se enfrenta al frío sin retraerse, no en vano procede de climas más austeros.
Y como cada primavera, te prometemos seguir, como hace la naturaleza con estos renaceres. Continuamos caminando, Rodrigo, cariño. Vamos a buscarte. ¿Vendrás a nuestro encuentro?