Último sábado de 2018

A tres meses de un nuevo once de marzo, con la publicación de tu libro en breve y un poco más serena, te dedico estas líneas, hijo.

Estamos a mitad de camino de las fechas navideñas, y vamos de compromiso en compromiso, resolviendo también gestiones pendientes. Como una en nuestro ayuntamiento, donde tuvimos que pedir un documento que te involucraba. Un trago amargo con un funcionario amable que se resolvió rápidamente. Y en el que, qué curioso, qué bonito, qué señal tuya, la máquina de repartir turnos nos adjudicó el 11. Todavía tengo el papelito en el bolso. Como para convencerme de que no fue una ilusión.

Esta tarde es la fiesta infantil de la Aso. Ayer ayudamos con los preparativos y hoy participamos por primera vez en su desarrollo.

Como ves, seguimos, Rodrigo. Continuamos avanzando contigo en el corazón. Tú vuela alto, pero por muy lejos que estés, podrás mirarnos un momentito, ¿no?, a estos pobres padres tuyos cansados,¿eh?, con tu ternura de siempre, ¿verdad?

No te olvidamos, vamos a buscarte, te queremos.

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