Nuestros onces


Catorce años y diez meses, ese es el tiempo de tu ausencia. Es invierno, hace un frío acre, nos invade una ola polar climática y, lamentablemente, también ciudadana, pero resistimos.

La consciencia única del presente rodea lo vivido de inconsistencias y niebla. Te me deshaces entre los dedos de la realidad, Rodrigo, pero aún así te quiero, te llamo, te añoro, te busco, te recuerdo y te envío todo mi amor.

Nunca te olvido, hijo. Vuela alto, guía nuestra vida en tu dirección, millones de besos, volveremos a abrazarnos y a ser cuatro. Desde este lugar extraño desde que no lo habitas tú, te pensamos con todas nuestras fuerzas.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.