Hola, Rodrigo, buenos días desde casa este primer día de julio, de mi nueva vida y cumpleaños de papá.
El instituto se ha quedado atrás, así lo he decidido. Voy a aprovechar esta manía humana de contar el tiempo, el comienzo del mes y de las vacaciones para despegarme de lo que hasta ahora era mi mundo cotidiano.
Tu hermano vive su propia vida, cerca, pero ya ajena a la nuestra. Y aunque compartimos momentos, andamos de la mano tu padre y yo, menos solos de lo que tememos, más acompañados de lo que creíamos.
Son las seis. Ayer dormí media tarde, a cabezadas, en el sofá, y toda la noche, hasta hace poco, en esta cama que echaré de menos en cuanto salgamos fuera. Tenía cansancios enormes acumulados. Pero creo que ya puedo iniciar la nueva andadura.
La pena negra todavía me ronda. Tu ausencia vuelve a doler, por eso te escribo, hijo. Porfa, acompáñanos un poco más cerca
Y nunca olvides que te queremos.