Cuatro de julio, saluda a Carol de nuestra parte, Rodrigo. Os echamos de menos a los dos.
Aquí te cuento nuestras andanzas. Viajamos papá y yo para romper la rutina del día a día, pero reconozco que a veces añoramos la tranquilidad de lo conocido. Hace calor y cuesta andar por ahí a pleno sol como turistas locos.
Sin embargo resistimos hijo. Porque ceder a la vagancia es envejecer de pronto. Noto en mí una tendencia fuerte a huir de lo que me saque de mi zona de confort. Espero que sea debido a todo el estrés y cansancio acumulados de este año extenuante y no porque me esté haciendo ya una jubilada comodona.
Tecleo en el móvil y pienso en ti y en tu hermano, y en lo canalla que es esta vida. Luego busco todo lo bueno que tengo aun a pesar de tu ausencia y procuro no dejarme llevar por la tristeza.
Pero te mando todos los cariños y abrazos que te mereces. Nunca son suficientes para expresarte cuánto te quiero.