Cuarta semana de julio

Buenos días, Rodrigo. Son las seis, todavía no amaneció. Suenan lejanos ruidos de tráfico, como siempre que hace viento.

Sopla por primera vez en muchos días y gracias a eso hemos dormido sin necesidad de aire acondicionado. Han bajado las temperaturas (ahora mismo hay 17 grados) , y las previsiones anuncian que en el día de hoy difícilmente llegaremos a los 30. Bien. Tenemos por fin una pausa en la continua y sofocante ola de calor.

Sigue oscuro. Pienso en ti.

Cuento quince años, cuatro meses y veinte días de ausencia. Y llevas fuera todo ese tiempo inútilmente, porque yo todavía estoy procesando que no estás.

Nunca termino de entenderlo, hijo. Te echo en falta siempre. Me enfado, me entristezco, me agobio… Y no sirve para traerte de vuelta. Y se acentúan las sensaciones de irrealidad.

Así que te mando estas pobres líneas, cariño. No te preocupes, seguimos avanzando. En tu busca siempre. Con tu nombre en los labios. Tú vuela alto y señálanos el camino.

Montones de abrazos, de risas, de pelis, de viajes, de celebraciones, de juegos. Te envío todo lo que nos robaron y podíamos haber compartido estos largos años. Con todo nuestro amor:

Papá, Mamá y Gonzalo.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.