
Quince años y cinco meses. Los días siguen pasando. Seguimos camino vital sin ti. Nos hemos perdido tu compañía todo este tiempo, es injusto.
Tengo añoranza de lo que pudo haber sido y no fue. Lamento la soledad de tu hermano, nunca podrás estar a su lado en un momento difícil como hace papá ahora con el tío, nunca tampoco en los felices, como fue el de su boda.
Otro once, Rodrigo. Pienso en ti con todo mi amor y deseo que haya alegría al otro del mar, en ese mundo donde nos esperas. Mándanos una buena cantidad de ella, por favor.