Último día de agosto

El tiempo de las vacaciones ha pasado y el lunes debo volver al insti, aunque, eso sí, por poco tiempo, porque el miércoles me jubilo.

En un par de días, entonces, habrá cambiado mi vida para siempre, y resulta que en este momento tan importante tú no estás. Te echo muchísimo de menos, Rodrigo.

Aquí te seguimos añorando, nombrando y teniendo en cuenta. Han pasado quince años y medio, no se lleva igual tener 45 que 60, y tú sabes lo poco que me importa hacerme vieja y que me habría cambiado por ti sin dudarlo un instante si se me hubiera dado la oportunidad.

Nuestra casa sigue esperando tu regreso, hijo, con árboles, con flores, con libros, con juegos, con canciones y risas como los que compartimos el breve tiempo que nos dejaron vivir juntos. Desde ella te hacemos señas. No dejes de mirarnos, de mandarnos mensajes de esperanza, de ponernos hitos, de venir.

Te queremos. Vuela alto, cariño. No te olvides de ser feliz.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.