Otoño 2019

Son las siete de un sábado gris, tenemos alerta naranja por DANA y lluvias torrenciales y pronto nos iremos de vacaciones nuevamente. Por primera vez en nuestras vidas, en otoño.

Me ronda siempre tu ausencia, Rodrigo. Vivimos sin ti como hemos conseguido aprender, nuestras existencias tienen tintes de normalidad y continuamos, como tú habrías querido, como quieres, en presente. Pero subyace el hueco que dejaste y nunca se podrá llenar. Aunque no duela tanto como los primeros años, está siempre ahí.

Lamento no poderte unir a nuestros planes extraordinarios como viajes o fiestas, pero mucho más que no nos acompañas en el día a día. Menos mal que tu hermano anda cerca, esta casa se ve muy vacía de vosotros dos y de los tiempos felices de vuestra infancia.

Tu muerte, tu marcha repentina, tu asesinato horrendo ha marcado a fuego mi psique con miedos difícilmente reductibles. Con ellos convivo, en vez de contigo.

Aquí sigo, hijo, en la lucha. No te olvido. Te quiero siempre y te mando montones de bailes, risas, juegos y abrazos. Porfa ven a verme al mundo intermedio de los sueños.

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