11 de octubre de 2019

Hola, hijo, buenos días. Te escribo un día antes porque es once. Nuestros onces siempre nos reúnen, aunque el puro conteo diga que te arrancaron de nuestro lado hace quince años y siete meses.

Aquí la vida sigue con su ritmo pausado, una cosa tras otra. Nuestra familia avanza de forma sencilla en lo cotidiano, ojalá estuvieras aquí, en estos momentos simples pero gustosos que ya no nos dejan compartir contigo. Por ahora, menos mal, no hay nada especialmente reseñable, con tu tío J en casa, bajo tratamiento. Solo podemos esperar a ver cómo se desarrollan las cosas. No tenemos más opción que avanzar nosotros, con energía, o dejarnos llevar por este río vital que nunca para. Así que estamos serenos, progresando en modo suave, después de los últimos momentos de aguas bravas que ya te conté.

Tenemos algunas salidas previstas como única apuesta para este trimestre, no nos atrevemos a mucho más. Aunque papá y yo compartimos la pena de sentirte muy lejos y la nostalgia de tu compañía. Por favor, cariño, ayúdanos a no perderte del todo la pista.

Te queremos.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.