Once del once de 2019

Como todos los onces, hoy te pienso, te añoro, te llamo y te quiero. Ay, Rodrigo. Cada día estoy más aterrorizada por el lento y duro declive de tu tío J. No sirve prepararse, no hay nada que hacer de antemano, cada despedida es distinta y ninguna pierde su aspereza. Me asalta el miedo del estrés postraumático que creía domeñado, un hilillo de pánico que amenaza convertirse en torrente. Papá carga con decisiones terribles anímicamente y yo le apoyo en todo y camino a su lado lo más serena que puedo. Y tu hermano también.

Échanos una mano, hijo. Estamos aquí, solos sin ti, asustados por esta vida miserable. Aunque siempre, siempre, siempre te queremos.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.