
Hola, cariño, buenos días. Se supone que hoy no toca escribir aquí, pero es una fecha simbólica significativa en la que, como siempre, te echo de menos.
Añoro tu compañía, Rodrigo. La complicidad que tenemos los tres podía ser de cuatro, debería haberlo sido. Ay, hijo. Qué terrible es tu ausencia.
Desde nuestra casita te llamo, no nos olvides, por favor. Te quiero mucho. Te queremos.