Sexta semana

Sexto sábado y sexta semana de confinamiento, aquí seguimos, hijo querido.¿Qué tal estás tú?

Son las ocho de un hermoso sábado de primavera que no podemos disfrutar en la calle. No me quejo, tenemos un jardincito para que nos dé el aire, y pasear veinte pasos arriba y abajo. Es más que una terraza, un balcón o una ventana, pero no es la libertad.

Pienso en ti, con mi mente obtusa de estos tiempos tan extraños. Papá y yo siempre juntos, ahora más que nunca, vamos a buscarte simplemente viviendo. La casa está muy vacía de vosotros, Rodrigo. Nos hacéis falta tu hermano y tú. No importan los años que hace que no estáis, siempre duele la ausencia. Siempre brota la nostalgia de aquellos momentos compartidos que nunca volverán.

En pocos días llega mi cumpleaños. También me tocará pasarlo en este arresto domiciliario. Como le pasó a B, nada más empezar la nueva circunstancia, que andábamos todavía medio entontecidos.

Pienso en ti. En estos dieciséis años que te robaron unos locos. Te comparo con tus amigos, con tu hermano, e imagino una vida para ti que nunca fue. También te imagino en otro lugar mejor que este, pero no siempre me alcanza la esperanza para mantener ese sueño. Lloro tu ausencia de nuevo, cariño. Siempre me vas a hacer falta.

No sé hacerlo mejor. Este aislamiento me pasa factura emocional. Te quiero. No te olvido. Papá y yo te llevamos juntos en el corazón. Cuida nuestros pasos cansados, por favor hijo. Ven a velar nuestros sueños. No dejes de venir.

Montones de abrazos y besos y risas y bailes y libros y juegos y pelis y guiños. Te queremos.

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