Junio

Descubro, de pronto, que es sábado, así de despistada ando, leyendo el periódico medio adormilada. Buenos días, hijo. Hoy es el día semanal que siempre dedico a escribirte y eso hago.

Ha llegado el calor, aunque aún es sobrellevable, y se agradece el vientecillo fresco que nos acompaña los tres últimos días. Salimos poco, a la compra y a dar paseos. Últimamente la gente valora mucho la posibilidad de ir a tomar algo a una terraza. A nosotros no nos va ni pizca. No nos motivaba mucho antes y ahora bastante menos, porque se han reducido los aforos y hay que hacer cola, pedir cita y cosas similares.

Ya podemos ver a tu hermano y a B. Fuimos a su casa el fin de semana pasado. Este haremos por vernos otro ratito. Nos hemos hablado por teléfono, claro, aunque no tanto como los primeros días de confinamiento, que lo necesitábamos casi como respirar.

La vida se ha vuelto más simple, anodina a veces. Pero, por favor, no importa, que se quede así, sencilla, sin más sustos.

Pienso en ti. Qué harías, qué dirías, cómo serían nuestras existencias contigo. Y te echo de menos. Siempre me haces falta, Rodrigo. No te veo desde hace dieciséis años, dos meses y tres semanas, pero te tengo conmigo. Te quiero.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.