22 de agosto de 2020

Hola cariño, buenos días.

Se me pasan los días sin sentir, ya casi se agota el verano, pero cuando echo la vista atrás, sé, porque me duele en cada hueso y en cada músculo, que es demasiado tiempo para estar sin ti. Desde 2004, cuento 16 años, 5 meses y once días. Una eternidad de ausencia.

Te pienso en este cuaderno virtual, te llamo, te pido ayuda, te cuento cosas, te echo en falta. Hoy, a las puertas del cumpleaños de tu hermano, que es mañana, me duelen todos los que tú no has podido vivir.

Él va a hacer 36 y tú tienes uno y medio más, pero solo en las cuentas que te llevo yo en la memoria. Desde los 20 de tu marcha forzada y repentina ya casi doblamos tiempo. Y me duele pensarlo e imaginar esos 40 para los que queda poco y que marcarían el mismo cómputo contigo que sin ti.

Querido Rodrigo, qué lejos estás, cuánto te añoro. Espero tu sonrisa y tu abrazo virtuales. Y te dejo esta carta, nuestro recuerdo y nuestro cariño en ese lugarcito secreto que todavía compartimos. Que sigue siendo posible porque el amor nunca muere.

Volveremos a reunirnos. Mientras tanto, hay que mantener la esperanza. Yo lo intento con la escritura. Y queriéndote mucho. Espéranos, hijo. Vamos a buscarte.

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