
Hola cariño, buenos días.
Se me pasan los días sin sentir, ya casi se agota el verano, pero cuando echo la vista atrás, sé, porque me duele en cada hueso y en cada músculo, que es demasiado tiempo para estar sin ti. Desde 2004, cuento 16 años, 5 meses y once días. Una eternidad de ausencia.
Te pienso en este cuaderno virtual, te llamo, te pido ayuda, te cuento cosas, te echo en falta. Hoy, a las puertas del cumpleaños de tu hermano, que es mañana, me duelen todos los que tú no has podido vivir.
Él va a hacer 36 y tú tienes uno y medio más, pero solo en las cuentas que te llevo yo en la memoria. Desde los 20 de tu marcha forzada y repentina ya casi doblamos tiempo. Y me duele pensarlo e imaginar esos 40 para los que queda poco y que marcarían el mismo cómputo contigo que sin ti.
Querido Rodrigo, qué lejos estás, cuánto te añoro. Espero tu sonrisa y tu abrazo virtuales. Y te dejo esta carta, nuestro recuerdo y nuestro cariño en ese lugarcito secreto que todavía compartimos. Que sigue siendo posible porque el amor nunca muere.
Volveremos a reunirnos. Mientras tanto, hay que mantener la esperanza. Yo lo intento con la escritura. Y queriéndote mucho. Espéranos, hijo. Vamos a buscarte.