Ha llegado septiembre

Sí, ya estamos en septiembre y hay indicios del otoño en cada rincón. Las noches se han hecho más largas y frescas, tu árbol favorito tiene ya algunas hojas amarillas y la ciudad está recobrando su ritmo cotidiano.

Te escribo en el silencio de las ventanas cerradas y la oscuridad de las seis. Como cada sábado pienso en ti mientras tecleo. Hoy comemos con tu hermano y su mujer. Vienen a casa a pasar unas horas con nosotros. He preparado su plato favorito porque fue su cumpleaños hace poco. Como siempre. Aunque ya nos vimos por entonces en su casa y lo celebramos juntos, recupero con nostalgia aquella costumbre cumpleañosa nuestra. Intento recordar qué pedías tú y no me acuerdo. Me llegan ideas vagas de pasta y comida italiana. Y me pone muy triste, Rodrigo, constatar cuánto se me diluye la memoria.

Luego me digo que no debo aferrarme al pasado, porque es engañoso y no estás allí. Te añoro, hijo, pero te prefiero cerca, acompañando mis pasos en el presente, a tu modo sutil. Cuida de tu hermano, de papá, de B y de esta madre tuya que te echa tanto de menos.

Hace un año exacto que me jubilé. Quiero creer que sigues estando a mi lado en esta nueva etapa vital. A veces muy lejos, pero conmigo. Llevo un tiempo de fase roma, pero no me dejo intimidar. Gracias por cuidarnos, cariño. Tú vuela alto. Y échanos una miradita cada vez que puedas.

Te queremos, Rodrigo. Muchos besos y abrazos de oso, libros, pelis, canciones, juegos, viajes, series, disfraces y risas. Hasta pronto.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.