
Vuestro amigo de la cuadrilla, JCC, acaba de morir. Me parece imposible, me cuesta lágrimas creerlo. El lunes se resbaló con la gran nevada, cuando iba al trabajo, y se dio un buen golpe. Pero en urgencias solo parecía un esguince. Y de repente, un día o dos después, no sé los detalles, un trombo inesperado ha acabado con su vida.
Ayer ya conocíamos el mal pronóstico, pero tu hermano, papá y yo queríamos aferrarnos a la esperanza. Era joven y fuerte, de vuestra edad, cómo no iba a poder luchar y a salir victorioso. Hoy, 21 de enero, la noticia de su fallecimiento nos ha helado el corazón.
Responsable y buenísima persona. El amigo fiel, como un hermano, con el que se puede contar toda la vida, así era él. Y ya no está. Con la enorme cantidad de mala gente, de cabronazos odiosos que pueblan la tierra, ¿tenía que tocarle a él?
Deja sola a su mujer, con la que se había casado hace poco, pero también a su padre y a su hermano menor. Y a F, su compañero de aventuras de los últimos veinte años, y a la cuadrilla. Y a todos los que lo conocimos.
Espero que los de Allá, su madre y tú, por favor, lo hayáis recibido con muchos abrazos. Aquí nos quedamos llorándole. Llorando también por vosotros, los que os fuisteis antes que él.