1 de mayo de 2021

Buenos días, Rodrigo. Hoy es el cumpleaños de tu primo Dani y mañana cumplo yo. Mayo es nuestro mes más señaladito, por nosotros dos, y por mi madre, que nació un día 20, tú mismo el 24 y tu prima Alicia el 26. En estas fechas especiales es cuando más se nota tu ausencia. Ay, hijo, son demasiados cumples míos sin ti y tuyos sin tarta ni velas. Te añoro mucho.

Empieza hoy también un finde largo de tres días, pero de esos de ahora, paralizado aún por las restricciones de la pandemia. Y el martes 4 es laborable pero especial, porque tenemos una convocatoria extraordinaria de elecciones en Madrid. Un despropósito.

La presidenta las convocó de urgencia, por ver si lograba una mayoría que la dejase gobernar sin pactos lo que hasta ahora han sido veinte meses de desgobierno. Ojalá le salga mal su envite. Pero las encuestas la pintan como ganadora, por eso se lanzó en plancha, sin importarle estar en plena pandemia de COVID-19.

Tú nunca llegaste a votar en unas generales, pero lo hiciste dos veces en las autonómicas. Fue cuando ese mismo partido político compró a dos diputados regionales para no perder el poder. Ahí siguen todavía. Ahítos de latrocionio y corrupción, cargados de supuestos argumentos, de esos vergonzantes que insultan a la inteligencia, pero demagógicamente populistas.

La vida sigue siendo esta serie interminable de sucesos, cotidianos, extraordinarios, banales o significativos. Me duele no tenerte aquí porque te echo en falta muchísimo, pero a la vez sé que no es gran cosa lo que te pierdes de esta loca existencia.

Te quiero, hijo. Espero reencontrarte en otro espacio-tiempo que nos sea más propicio. Y mientras tanto te he dejado un montón de libros nuevos sobre la cama. Si estuvieras, seguro que los leías y comentabas conmigo. Ay, sí… Si estuvieses aquí.

El lunes le toca el turno a mi novela. Por favor, cariño, échame una mano. Porfavorito.

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