12 de marzo de 2022

El día después siempre es raro. Este, también. Durante toda la semana previa conseguí no pensar en qué día estaba exactamente. El 11 me encontró de improviso apenas unas pocas horas antes.

Pero el truco no sirvió. Pasé de la irrealidad al miedo otra vez. Te escribo en la madrugada. Estoy despierta demasiado pronto, con angustia, casi pánico. Soñando abrazos.

Vela por nosotros, hijo. Te queremos. Ayúdanos. Vamos a buscarte.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.