


En este sábado lluvioso, todavía viviendo la resaca emocional del aniversario, te pienso y te escribo.Buenos días, Rodrigo.
Te llamé y te encontré en la belleza de la música, el pasado miércoles, en el primer Concierto por las Víctimas del Terrorismo de Getafe. El Ayuntamiento ha ideado esa nueva forma de recordaros y nos invitó. Es un gesto que agradecemos, pero además es que nos gustó mucho. La magia de la buena música y la maravillosa orquesta de cuerda fueron un hermosísimo regalo.
Porque cada vez es más difícil sentir tu presencia. No sé si me vuelvo torpe o es que estás muy lejos, o es que las cosas tienen que ser así. Y en ese contexto, la dulzura de los violines, que siempre me emocionan, también conectaba contigo.
Te seguimos echando de menos, Rodrigo. Muchísimo. Por eso fue tan especialmente hermoso recordarte en la música y sentirte entre esas emociones. Gracias.
Vuela alto, hijo querido. No dejes de hacernos señas y de volar. Volveremos a encontrarnos. Te queremos, te queremos, te queremos.