
Hola, cariño, buenos días. Te escribo desde la tablet, muy temprano, en este sábado 23 de abril.
Hoy te cuento unas pocas novedades. La primera, que participé en la entrega de premios del XXXIII concurso literario de nuestro instituto. Y que me llamaron por mi nueva condición de escribidora incansable. Todo un honor. La segunda, que hemos encargado un nuevo coche para sustituir a Gordito, asunto que nos produce alegría y melancólica nostalgia a la vez. La tercera es menos bonita, pero debo reseñarla: que el próximo martes será la operación de rodilla de tu hermano.
Seguimos sin ti, eso es lo que pasa y duele. Pero yo te lo cuento y te incluyo en lo que hacemos y nos va sucediendo. Siempre. Así que, ya sabes, Rodrigo, comparte con nosotros la dicha de estar en concurso, el alboroque de la compra del vehículo y la cirugía de G. No dejes de mirarnos, de cuidarnos, hijo. No dejes de venir.
Abrazos, abrazos, abrazos. En este día del libro, cuántos quisera haberte compartido. Pero nunca es tarde para enviártelos virtualmente. Y para imaginarte, creerte, leyendo en una enorme biblioteca. Te queremos.