2 de julio de 2022

El cactus floreció ayer, justo el día del cumple de Papá

Buenos días, cariño. Hoy celebraremos con tu hermano el cumpleaños de Papá yendo a nuestro restaurante favorito. Ojalá estuvieses aquí. Vente un rato con nosotros, anda, por favor. No dejo de pensar en lo maravilloso que sería reunirnos también contigo, con tu mujer, con tus posibles hijos. Ya ves, algo que disfruta la gente sin darle importancia a nosotros nos ha sido negado. Ser una familia completa. Para siempre nos duele tu silla vacía.

Se acabaron las clases, que es mi forma de medir el tiempo, ya me conoces, pero todavía no tengo sensación de cambio de ciclo. Supongo que porque aun me esperan obligaciones antes de poder descansar. El lunes doy una charla sobre ti, el sábado vamos los cuatro a celebrar el cumple de N con E y algunos de tus amigos, y, finalmente, el domingo daremos por empezadas esas vacaciones tan necesarias. Te contaré.

Lo cierto es que llevamos un tiempo largo de obligaciones, pero, menos mal, parece que ya podemos descargarnos de tanto barullo. Los días han pasado con una rapidez tan vertiginosa, que se me descuadró el sentido de la realidad y no sé en qué día vivo. Poco a poco lo voy recuperando, aunque el calor, por oleadas, ayuda poco a tener la mente lúcida.

Mucho tiempo ya cuento sin ti, Rodrigo, pero no te olvidamos. Haz sonar los cascabeles de tu risa, por favor, para señalarnos el camino que lleva hasta ti. Te pensamos, hablamos de ti, te queremos.

Abrazos de oso, Papá, Mamá y Gonzalo.

Marcar el enlace permanente.

Comentarios cerrados.